El mundo se ha vuelto cada vez más complejo. Hace un tiempo quien buscaba el sentido transcendental de la vida (¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Adonde voy?) recurría a la religión o al estudio de una filosofía oriental, el auto estudio, la meditación, introspección. Muchas personas de todas las edades, en la actualidad, buscan este significado fuera de ellas mismas, en el exterior.
Pues bien, hoy día, nos encontramos con tanta información que es difícil cribar tanto flujo de datos para formarse un criterio claro, si no se ha formado antes.
Recuerdo el mito del Minotauro de Creta. Fue un monstruo mitológico con cuerpo de hombre y cabeza de Toro (la bestia instintiva en el hombre, la naturaleza instintiva y egóica). Se alimentaba de carne humana por lo que durante años le trajeron a siete hombres y siete mujeres, lo que le hacía volverse todavía más salvaje, monstruoso e incontrolable por lo que Dédalo construyó un laberinto de Creta para encerrarlo. Años después, Teseo (el héroe que busca la liberación), hijo de Egeo, quiso matar al Minotauro (toro de Minos). El laberinto era un lugar del que era muy difícil salir. Teseo al llegar a Creta se ofrece como sacrificio humano para combatir al Minotauro presentándose al rey Minos. Ariadna (La Consciencia/Alma), hija de Minos, se enamora de Teseo pidiéndole que se abstenga de ingresar en el laberinto. Pero Teseo seguía firme en su propósito de seguir hacia delante por lo que Ariadna idea un plan. Le entregaría un ovillo de lana el cual ataría el cabo a la entrada del laberinto y le ayudaría a salir con éxito sin perderse como todos los anteriores héroes que habían intentado y no lo habían conseguido. La historia termino bien.
Hoy día, el laberinto en el que se pierden tantos buscadores que quieren vencer al Minotauro, son las diversas teorías y exposición a la hiperinformación en la que nos encontramos a través de todos los cauces sean en papel, video, e-book, cursos online, presenciales, seminarios, retiros espirituales.
El movimiento de la New Age, con buenas intenciones pero pésimos resultados, tuvo mucho que ver en esto recurriendo superficialmente a conocimientos sagrados ancestrales y convirtiéndolos en un mercado espiritual grotesco, una pantomima de la realidad, de lo verdadero, genuino y auténtico.
Los buscadores siguen perdidos y picando el anzuelo de “pescadores” los cuales sin ética ni moral crean copyrights de sistemas de desarrollo personal que ni siquiera ellos han experimentado, sin saber las últimas consecuencias que aportan, pero les importan los dólares que llenan sus bolsillos.
La sed de conocimiento que conduce a experimentar la verdad es mucha, pero no podemos beber el océano de un solo trago, mejor disfrutarlo de gota a gota. Hay muchos casos que terminan en indigestión y un importante burnout (quemarse) que conduce a la desilusión.
Hay un problema grave de falta de vigilancia mental y dejar que la mente mariposee sin cuidado de flor en flor no importa cual.
El enfermo de “cursitis” o «cursomanía» no deja pasar el tiempo de verificación y experimentación suficiente para que se pueda asimilar el conocimiento contenido en un curso que ya está participando en otro, mañana en otro y pasado mañana en otro creyendo que en un curso de estos encontrará el secreto para experimentar la Verdad última, la cual sigue sin encontrar porque no está fuera de él sino en su interior.
El buscador de la Verdad reconocerá a simple vista el camino que el hilo de Ariadna (la Consciencia/Intuición/Alma) le ofrece para salir del laberinto de las teorías y dirigirse a la instrospección enfocando toda su fuerza mental en realizar su objetivo. El buscador deja de ser buscador cuando encuentra y esto sucede cuando recurre a su interior.
En la filosofía antigua de la India se habla de que el ser humano está formado por una tríada al igual que el Universo. En gran escala se explicaba de la participación en la creación y regulación del universo por parte de Brahman el Absoluto del que surgen sus diversas manifestaciones como Brahma, Vishnu y Shiva. A pequeña escala se dice que el ser humano está compuesto de Atman (alma una pequeña chispa de Brahma), Budhi (la mente intuitiva) y Manas (la mente conceptual. Atman es el regulador principal de este entramado y las demás mentes son vehículos de expresión bajo su supervisión. Uniendo desde atman la fuerza de budhi y manas tenemos acceso a la claridad del criterio formado por el discernimiento y podremos ejercer nuestra capacidad de libre albedrío sin fracasar en el intento.
El hilo del ovillo de lana de Ariadna es el discernimiento, fusión, este de la razón y la intuición que nos ayuda a formarnos un criterio profundo para resonar con la frecuencia profunda del Ser en vez de caer en la inercia superficial del hacer mecánico sin propósito.
Experimentemos, vivamos, integremos en nuestra vida todos los conocimientos que nos conducen a una vida sana de cuerpo, mente y espíritu, sin quedarnos en la teoría.
Esta enfermedad tan rara Cursitis o Cursomanía tiene curación: Introspección y alejarse de la fascinación de los escaparates «pseudoespirituales». Cuidemos de la mente mariposa y Posemonos en el Loto del Corazón.Disfrutemos de la experiencia.
Jos Gayá