En mi experiencia como lectora de Registros Akáshicos, he observado lo difícil que nos resulta, darle sentido a nuestra vida.
Nos encontramos muchas veces bloqueados, o no sabemos a dónde nos dirigimos o en el punto en el que estamos. Muchas veces se nos repiten los mismos patrones, es como si cayéramos una y otra vez con la misma piedra.
Como todas las cosas fáciles, parece muy complicado.
Al nacer elegimos dónde nacer, con qué sexo, en qué época y los dones o virtudes que tendremos al nacer. Eso nos hace lo que somos: nuestra familia, la sociedad en la que nacemos, nuestra esencia y nuestra experiencia, nos irán forjando lo que somos en presente.
Nada de eso es arbitrario, lo elegimos al nacer.
Un claro ejemplo sería el de una persona que nace con el don de querer conocer, en una familia conservadora. ¿Qué puede salir mal?. Podría tener su dificultad.
La persona que nació para conocer, necesita moverse mucho, cambiar mucho, no puede implicarse demasiado y no puede echar raíces. Su objetivo le impide cualquier atadura. Pero nace en una familia conservadora, en la que los mejores consejos se centrarán en buscar una estabilidad y continuidad.
Esa persona puede sentirse toda la vida por no cumplir las expectativas de su familia. Y la familia sentirse impotente. Tenemos un conflicto, en el que no hay buenos y malos, hay visiones distintas.
No podemos cambiar a las personas, pero sí podemos cambiar nuestra visión. Si la persona de nuestro ejemplo entiende su naturaleza, se libera y ya puede volar, sin sentirse culpable o mal. Al comprender que su familia fue su elección y que sus dones su condición, ya puede emprender su camino de vida.
Podríamos afirmar que nuestra naturaleza real, se pone a prueba en patrones familiares o sociales diferentes para poder brillar en su verdadero esplendor.
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