MEDITACIONES PARA TODOS

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  Meditación es la práctica que nos permite experimentar la calma mental profunda y la toma de conciencia de sí mismo que nos guía hacia capas internas  y a estar en contacto con  la sabiduría de nuestro Ser  y  de este modo poder disfrutar mejor de nuestra vida. Meditar es observar con profundidad la Esencia de la vida en sí mismos.

Meditar en grupo (sangha) hace más asequible la experiencia meditativa que al inicio individualmente resulta más difícil.

Los beneficios son  múltiples:

• Sentir relajación,
• Calmar la mente,
• Bajar la frecuencia del ritmo cardíaco y respiratorio,
• Neutralizar el estrés diario e incluso preparar nuestro cuerpo/mente para la actividad de la jornada.

La práctica de la meditación ayuda a equilibrar las energías que invertimos en cada acto, cada pensamiento, cada sensación, por lo que vamos volviéndonos más conscientes de sí mismos, aumentando la atención consciente, Mindfulness , que se podría traducir como Atención plena/consciente de Sí mismos.

Solemos prestar mucha atención hacia el exterior de nosotros mismos, pero descuidamos lo que está ocurriendo mientras tanto en nuestro interior. Durante nuestro día ocurren muchas alteraciones emocionales, sensaciones agradables y desagradables, interpretaciones mentales de las circunstancias que estamos viviendo, pensamientos de derrota y de éxito. La práctica de la meditación nos ayuda a armonizar la mente y el cuerpo.
Existen muchas tradiciones de práctica meditativa. Muchas de ellas provenientes de Oriente. Es curioso que al pensar en la diferencia entre Oriente y Occidente recordamos lo que C.G. Jung decía al respecto, como si Oriente era como el hemisferio cerebral derecho intuitivo, irracional de la humanidad, mientras que Occidente, el hemisferio izquierdo, el racional,. La meditación también nos ayuda a realizar la conjunción de los hemisferios del cerebro.

Para empezar la práctica nos sentamos en una postura cómoda. Puede ser en una silla si no estamos acostumbrados a  posturas de sentado en el suelo con las piernas cruzadas. Recordemos que la mejor postura es la que nos haga sentir cómodos para no perder la atención. Dejaremos que la respiración se normalice sin forzarla. El cuerpo se va relajando al igual que la mente. Notaremos que al respirar con tranquilidad la mente se calma. Si la mente está alterada, la respiración también lo está.